Escarabajos

(Publicado originalmente el 5/8/2015)

Era pequeño, y estaba sentado en el suelo, delante del sofá, como solía hacer cuando mi cuerpo no era solo un carga.

En la televisión, un documental de animales. En esos momentos, mostraba un escarabajo pelotero que, con tanta pasión como cuidado, creaba una enorme -para un bichillo- bola de excrementos, que le serviría para dar refugio y sustento a sus crías.

“¿Puaj, le dan de comer caca a sus hijos?” pensó mi mente infantil. “Pues a mi no me gustaría que me envolvieran en caca, aunque fuera para protegerme, y me la dieran de comer”.

Eso pensé, de pequeño, mientras en mis intestinos se digerían los cadáveres de varios seres vivos que habían sido criados para morir y ser consumidos, viendo un televisor fabricado por pobres y explotados en algún rincón de Asia, envuelto en ropas fruto de la mano de obra semiesclava, en una sociedad y cultura resultado del pillaje y de la muerte y del abuso de unos sobre otros, reposando sobre la pila de cadáveres de hermanos asesinados por la metafórica quijada de burra, un retoño del 1% de seres vivos que no habían sufrido la muerte y la extinción desde que empezó la vida en la Tierra, esta enorme bola en la que vivimos.